Familia y primeros años
Catriona Davina Campbell, Kate para sus familiares y amistades, nació el 21 de junio de 1898 en Aviemore, una pequeña localidad escocesa situada al norte del país, en las verdes y pintorescas montañas de las Highlands. Sus padres, Davina y William Campbell, ambos nacidos en 1873, siempre fueron muy cariñosos, pacientes y comprensivos con ella. William, un hombre alto pero muy delgado, de tez oscurecida por el sol y ojos claros, dedicó toda su vida a sacar adelante la granja familiar, trabajando desde la primera hora hasta la última prácticamente cada día. Falleció en 1916, a los 43 años, asesinado por fuego enemigo durante la primera guerra mundial (esto sucede cuando Kate cumple su mayoría de edad, hecho que dejaría una huella emocional bastante profunda en ella). Por su parte, Davina, bajita y delgada, más pálida que su marido, de cabello largo caoba y ojos verde oscuro, se ha dedicado a coser y bordar ropa para su familia y los pocos vecinos que tienen desde niña (es muy buena en lo suyo), además de cuidar la casa y a sus tres hijos. A parte de sus padres, Kate creció con sus dos hermanos William Robert Campbell (Willy), el mayor de todos (nacido en 1895), alto, fuerte y de mirada penetrante y determinada, y Alistair Donald Campbell (Ally), el mediano (nacido en 1896), no tan alto como su hermano, pero robusto también.
Infancia y entorno social
Los Campbell nunca se caracterizaron por ser la familia mejor acomodada del pueblo, más bien todo lo contrario. Sin embargo, eran inmensamente felices y estaban muy unidos entre ellos. Davina y William, y por consiguiente sus hijos, no eran los más creyentes del pueblo. Además, nunca profesaron el catolicismo, sus creencias se enmarcaban en la rama presbiteriana del protestantismo, donde consideran, entre otras cosas, que el poder recae en los ancianos del pueblo y no en un sistema clerical jerarquizado. De esta forma, tanto el matrimonio como sus tres hijos tenían un gran sentimiento de comunidad para con sus vecinos.
Desde pequeños, Willy, Ally y Kate, junto con otros amigos de su edad del pueblo, pasaban largas horas recorriendo y explorando los diferentes senderos de las montañas escocesas. En general, los tres hermanos tuvieron una infancia feliz con pocas carencias.
Juventud y carrera profesional
A medida que fueron creciendo, Willy y Ally dejaron de pasar tiempo entre bosques y se dedicaron a estudiar. Aprovechando la industrialización de su región, ambos encontraron trabajo relativamente rápido y pudieron construir su vida familiar sin mayores problemas. En el caso de Willy, que se especializó en la industria siderúrgica en Edimburgo, no tardó mucho en conocer a una mujer tan espectacular como él. Se casaron y tuvieron dos hijos maravillosos, George y James. Por otro lado, Ally se convirtió en un gran profesional de la industria naval, y también se casó, aunque su mujer y él no han podido tener hijos hasta la fecha.
Por su parte, Kate intentó estudiar para ser enfermera, pero desgraciadamente vio que hincar codos no era su fuerte. Ella siempre tuvo una conexión especial con la naturaleza (nació durante el solsticio de verano!!!), se conocía todos los rincones y secretos de las montañas escocesas. También sabía interpretar aquello que la rodeaba, con una gran intuición, se esforzaba por aprender todo lo necesario para sobrevivir por su cuenta a la intemperie. Poco a poco se fue afianzando como la guía más formada y popular del pueblo para hacer expediciones y rutas por la montaña, hasta el punto de que de alguna forma logró convertirlo en su profesión. No ganaba demasiado, pero Kate es una persona orgullosa y tenaz, y siempre se compara con sus hermanos, que sí han conseguido tener una vida relativamente pudiente, por lo que nunca se ha rendido ni ha pedido dinero a su familia para salir adelante.
Encuentro con Pierre y vida en Francia
En 1918, cuando cumplió 20 años, Kate se encargó de dirigir una expedición durante una semana de un grupo de cinco turistas franceses (un matrimonio mayor con su hijo de 23 años, Pierre Arnaud, y dos amigos suyos) por las montañas Cairngorms; justo la cordillera más cercana a su lugar de nacimiento, por lo que la conocía a la perfección. Durante esa semana, Kate y Pierre sienten mutuamente una conexión muy especial, al punto de mantener una correspondencia frecuente durante un año. En esas cartas se puede ver cómo en un principio solo había una bonita amistad, y cómo poco a poco esa amistad se va tornando más profunda, con sentimientos de por medio. A finales de 1919, Pierre le pide a Kate que se marche a vivir con él a Samoëns, su pueblo natal, ubicado en los Alpes franceses. Ella acepta con ilusión, aunque tiene en cuenta que su poder adquisitivo no le permite en ese momento hacer un viaje hasta tan lejos. Por ello, pasa todo el año siguiente ahorrando como puede y a principios de 1921 consigue poder pagarse el billete en barco hasta Francia y el transporte hasta París, donde la esperaba Pierre para llevarla hasta su futuro hogar en Samoëns. En este punto y teniendo en cuenta las tradiciones de aquella época, Kate y Pierre ya eran una pareja consolidada y más o menos aceptada por sus respectivas familias. Tras medio año viviendo en Francia, Pierre le pide a Kate que se case con él, y ella acepta sin dudarlo. La pareja consiguió ganarse la vida de una forma relativamente decente haciendo de guías de montaña, tanto senderismo como rutas más demandantes y complejas por los Alpes.
Tragedia en los Alpes
Sin embargo, una tarde de primavera de 1923 la vida de Kate cambió para siempre. Pierre y ella decidieron hacer una expedición los dos solos durante tres días por la montaña más escarpada de la cordillera, la Aiguille Verte. Los dos primeros días transcurrieron como habían planeado y llegaron al punto de referencia que habían marcado antes de salir. El tercer día empezó sin complicaciones e iniciaron la ruta de descenso para volver a casa. Tras realizar una pausa para comer a mediodía, el matrimonio se volvió a poner en marcha, llegando a un terreno completamente nevado a pesar de la época del año en la que se encontraban. Tanto Kate como Pierre se sorprendieron al encontrar tanta nieve en el lugar, y por desgracia, ninguno de los dos iba equipado con el material necesario. A pesar de ello y dada la experiencia en montaña de ambos, decidieron continuar. No obstante, llegaron a una pendiente muy inclinada, donde Kate empezó a ser consciente del peligro real que corrían. Intentó convencer a Pierre de volver y buscar un camino alternativo, pero este, que también era terco y orgulloso, se negó y siguió descendiendo, con la mala suerte de resbalar en una zona de nieve medio deshecha y caer al vacío. Todo pasó en cuestión de escasos segundos, y Kate se quedó tan bloqueada que solo pudo reaccionar cuando Pierre estaba casi invisible a la vista. Ella intentó agarrarle la mano lo más fuerte que pudo, al punto de hacerse heridas profundas con la roca subyacente a la nieve por todo el brazo derecho. Finalmente, Pierre se desvaneció y no volvió a ver su cuerpo. Se quedó admirando horrorizada la escena durante horas, hasta que empezó a sentir tanto frío que no tuvo más remedio que avanzar. Sin saber cómo, llegó al pueblo bajo la montaña y cuando recobró el sentido y de alguna forma la lucidez, le contó todo lo sucedido a un oficial de policía. Durante semanas buscaron el cuerpo de Pierre, pero no tuvieron éxito.
Duelo y regreso a Escocia
Tras darse por vencidos, Kate y la familia de su difunto marido mandaron construir un modesto homenaje a Pierre en el cementerio de la localidad, al que iban de visita mínimo dos veces por semana. Kate nunca había sentido un dolor tan profundo y punzante en el pecho y al mismo tiempo un vacío tan grande en el estómago. La angustia que sentía se sumó al recuerdo de la muerte de su padre, destrozándola hasta el punto de necesitar volver de nuevo a Inglaterra para pasar el duelo cerca de su familia biológica. Pasó dos años entero en la granja familiar en Aviemore, hasta que a finales de 1925 su madre la animó a volver a trabajar.
Nueva vida en Londres
Esta vez Kate no se fue tan lejos, y empezó a buscarse la vida como pudo en Londres. Con el fin de romper con su vida anterior y de alguna forma hacer frente a su dolor, volvió a ponerse el apellido de su familia y cambió su nombre para modernizarlo un poco; de Catriona pasó a Catherine, aunque el diminutivo Kate lo mantuvo, por lo que en su documento de identificación consta como Catherine Campbell. Aunque Kate siguió dedicándose a lo mismo, había perdido todo el entusiasmo y placer de caminar por la montaña y su fobia a la muerte se había ido incrementando con el paso de los años. Intentó rehacer su vida y conocer gente nueva yendo a conciertos, museos, obras de teatro, etc; actividades culturales diferentes a lo que estaba acostumbrada a hacer. Sin embargo, nunca nadie estuvo al nivel de Pierre, por lo que conoció a un grupo de gente bastante variado, pero nunca llegó a intimar con nadie.
Descripción física
Alta como su padre y delgada pero fuerte, tiene un cuerpo musculado y atlético. Sus ojos son verde oscuro, como su madre, y su pelo, que siempre lleva recogido en una coleta alta, es de color caoba con reflejos anaranjados. Se nota que siempre ha tenido la piel pálida, pero al haber estado toda su vida expuesta al sol de la montaña, tiene cierto moreno, sobre todo en cara y brazos.
Rasgos de personalidad
Valiente y atrevida, siempre con mucha voluntad de aventura y con ganas de aprender. No es la mujer más brillante, pero si se esfuerza y es constante. Es bastante terca y orgullosa, pero al haber tenido unos padres tan pacientes y cariñosos, no tarda mucho en mostrar esos rasgos también. A raíz de la muerte de su padre en la guerra y su marido en un accidente de montaña, Kate ha desarrollado un miedo irracional a la muerte (tanatofobia), además de haber perdido la chispa que siempre la caracterizó. Dado que sus padres nunca fueron demasiado devotos y las dos tragedias que ha vivido, no tiene afinidad por ninguna religión y se define como agnóstica.